domingo, 31 de enero de 2010

C2: Thomas

Tomé mi mochila sin muchas ganas. Bueno, a nadie le gusta que la separen de sus mejores amigas. Mire a Nessa, con su sudadera verde con flores de color rosado, jeans negros y zapatillas blancas, quien ya tenía su bolso en el hombro y unos dos cuadernos debajo del brazo, luego observe a Javiera, con su típica sudadera rosada, los pantalones hasta la rodilla, rasgados, unas cómodas sandalias rosadas en los pies algo amarillos y una mariposa blanca en la negra cabellera.

El crujir de la puerta llamó mi atención justo cuando el chico de sudadera blanca, fuertes brazos y ojos verdes llegó con un bolso negro y con Antigua vida mía en el brazo. Me le quedé mirando hasta que la mano de Nessa me sacó de mi ensoñación.



-No nos ahogues, ¿quieres?- preguntó Vanessa con su acostumbrado humor matutino.



-No ahogo a nadie- me defendí.



-Nos ahogas a nosotras con la baba que te sale cuando miras al nuevo- dijo Javi con una risilla cantarina.



Negué con la cabeza antes que él, se presentará frente a todos nosotros. El señor Andy hizo callar la algarabía con los tan acostumbrados "shhh".



-Hola, mi nombre es Thomas Moore, vengo desde Gran Bretaña y tengo 17 años- se presentó como si no fuera la primera ves que tuviera que decir de donde eres y todo ese bla, bla, bla que igual se sabe después de que ha tenido su primer(a) novio(a) en el instituto.

Lo observé algo embobada. ¿Cómo era posible que alguien como él estuviera en un pueblucho que nadie conoce? Bueno, lo conocen sus habitantes, pero digamos que no somos más de 1.000 habitantes -bueno, ahora 1.001.-


-Bueno, Sr. Moore, usted se sentará con la señorita Lee y...- dijo el profesor dándonos suspenso.


Aporveché la distracción para mirar una linda mariposa que se posaba sobre mi cuaderno de funda roja.


-Con la distraída señorita Le Blanc- finalizó.


Esperen... dijo, ¿Le Blanc? Levanté la vista en busca de respuesta y sólo recibí un "muévase rápido, señorita, el último banco de la derecha es el vuestro" .

Miré a Javi -que por suerte me sentaba con ella- mientras llevamos nuestras cosas al último banco junto al "sexy nuevo chico".

Él caminó unos pocos pasos hasta el último asiento , me miró unos eternos segundos antes de sentarse entre Javi y yo. Javi, mordiendosé el labio inferior, sacó una hoja de sus tantos cuidernos y garabateó una nota que después intento pasarme mientras Thomas buscaba algo en su mochila.


"Está guapo, y nos tocó sentarnos con él, ¿entiendes?, ALGUNA DE NOSOTRAS PUEDE SER SU FUTURA NOVIA" leí.


"Es guapo, pero no necesariamente una de nosotras tiene que ser su futura novia" Garabateé antes de pasarle la nota a Javi, justo cuando "Él" se daba vuelta. Javi leyó la nota apresuradamente antes de volver a garabatear algo, la envolvió y me la pasó lo más discreta que pudo.


"Cuanto apuestas que a fin de año ya es tuyo, osea, ÉL NO TE DEJABA DE MIRAR MIENTRAS VEÍAS LA MARIPOSA" leí sintiendo que alguien me obserbaba.


-Tú amiga tiene razón. Eres guapa, tal vez a fin de año sea tuyo- dijo una dulce voz cerca de mi oreja -Aunque...sería muy peligroso que andes conmigo- agregó sonrojandomé.

Él se alejó de mí con una sonrisa, que prontamente se transformó en mi favorita, volviendo a tomar atención de los aburridos cambios de asiento del Sr. Andy.

Si antes decía que esté era un mal día, corrijó totalmente lo dicho.

sábado, 30 de enero de 2010

C1: Instituto = Amigas, Zorras, Profesores y Nuevos.

Febrero apesta.
No para muchas personas, pero si para mí. Siempre son flores, chocolates, corazones y todo ese bla, bla, bla que sinceramente no soporto. Me llamaran "amargada", pero si has pasado los últimos 16 años de tu vida sola, entre noviazgos de tu madre, de actualmente 40 años, y con la idea de que tu padre es un idiota por haberte abandonado, te quedaras como yo. Bueno, tal vez no tan amargada, aunque, sinceramente, no me considero amargada, pero no soy Miss Felicidad.

Margaret! ¡A la escuela!- grito mi madre desde la cocina, tal vez.

Me levanté sin muchas ganas de la cama con sabanas blancas y cobertor naranja, me miré en el espejo de cuerpo completo. Inspeccione los ojos acaramelados, el cabello chocolate, los menos de 43 kilos, el rostro de corazón y la pálida piel, gracias a la cual me llaman "copito de nieve". Caminé despacio hacia el modesto cuarto de baño, el instituto no llamaba mi atención, por eso intentaba demorarme lo más posible. Tomé un rápida ducha, me vestí con unos clásicos jeans, una sudadera rosada -no soy fan del rosa, pero, ¿qué más puedo hacer?-, mis zapatillas negras y los brazaletes de cuero que adoraba. No desayuné, sino que salí de inmediato a las frías calles de Self-North, el raro lugar en donde vivo desde los 5 años. No había pasado ni doce minutos de mi silenciosa caminata, cuando unos: Maggie, esperamé!" detuvieron mi lento paso.

-Margaret Marie Le Blanc, ¿en dónde vas sin mí?- se quejó la siempre alegre voz de Javiera, una de mis dos mejores amigas.

-Al instituto, ¿a dónde más puedo ir un martes?

-Podrías escaparte con un chico o ir a ingerir droga o podrías...- la interrumpí

-Javi, estamos hablando de mí, ¿ok?

-Bueno, sólo creí que tal vez habías decido salirte de lo aburrido, a lo menos una vez en tu vida.

-¿Te acuerdas cuando casi nos arrestas cuando teníamos 14? Ok, esa fue la única vez que decidí no ser aburrida- dije algo brusca.

El camino siguió silencioso, hasta que las ruidosas puertas de Self-North High School se presentaron entre la selva de cemento. Una chica de cabello castaño y corto se acerco con su típica cara de "no molestes, quiero dormir" y su bolso al hombro.

-Hola- dijo Vanessa interrumpida por un bostezo.

-¿Qué hay?- saludé, mientras Javi saludaba con la mano.

-Mmm...hay sueño, profesores aburridos y un chico nuevo en la clase- contó con otro bostezo.

Vanessa se tapó la boca señalado a un chico de marcada figura, cabello rojizo, sudadera blanca, piel pálida y jeans negros que estaba sentado bajo un árbol leyendo que se yo.
La mano de Javi me despertó de mi ensoñación.

-Maggie, no nos ahogues, ¿quieres?

-No las ahogo.

-Con tu mar de baba, sí- la siguió Vanessa.

-Ya callensé, ni lo conozco, así que no me gusta- dije un poquito alto.

Un toc-toc toc-toc me advirtió que Sasha y su grupito de descerebradas seguidoras estaban cercas.

-Mierda- murmuré, hoy no estaba de ánimo para zorras.

Sasha o zorra mayor, como me gustaba llamarla, se acerco con unos de sus atuendos rosas y con Ashley y Alexa, las gemelas AA, también vestidas de rosado.

-Copito de nieve, que molestia verte- dijo con ese acento tan odioso.

-Digo lo mismo- dije mirando a la chica de cabellera rubia, unos 8 centímetros más alta que yo, sólo gracias a sus tacones.


-¿Te disculparás por lo de la otra ves?-dijo.

-Mmm...creo que no.

-Como quieras, paliducha- profirió con algo de asco.

Me otorgo una de sus tantas miraditas de odio, antes que el toc-toc toc-toc se alejara junto a ella.

-Creo que aún no te perdona por lo de su vestido- afirma Javi.

-No me importa si sigue molesta, no me voy a disculpar por haber echado agua a su vestido... Por Dios, era solo agua, ¡agua!- exclamé.


La campana sonó. Las chicas y yo comenzamos la camina tan aburrida hacia el segundo piso del edificio de cemento. Entramos a la sala de puerta azul, la número 35 y nos sentamos en nuestra habitual puesto para tres personas de frías baldosas.

-Buenos días, clase- saludó el profesor Andy, el de matemáticas, un tipo de menos de 27 años, lentes, buen físico y notebook en el brazo. -Chicos- dijo antes que le devolvieramos el saludo -Día de cambios.

-¿Cómo que día de cambios, profesor?- pregunto Matthew, uno de los pocos hombres a los cuales les hablaba.

-Tenemos un alunmo nuevo, así que vamos a hacer un cambio de asientos para que el nuevo no quede solo- explico.

-Como un fashion emergency para la sala- afirmó Ashley.

-Algo parecido- afirmó el profesor Andy -Ok, tomen sus cosas y cuando los llame se ponen en el asiento que les indiqué.

Definitivamente este no es mi día.

jueves, 28 de enero de 2010

Prologo

Los finales felices no existen,
siempre se vuelven en una
paradoja que nunca termina...
En especial si el hombre que
tanto amas resulta ser alguien
que puede terminar con tu vida
en menos de un segundo o
salvarte para la eternidad... aunque,
¿Quién desea la eternidad si la
segunda persona que más amas es
mortal?