lunes, 29 de marzo de 2010

C15: Una opción

El sol ya había salido hace un montón cuando me desperté. Anoche me había quedado a dormir con Thomas -sólo a dormir, no mal piensen, por favor- después de que April le rogará a mi mamá que me quedará cuidándola, ya que Marco y Anna, sus "padres", había salido por el fin de semana a las hermosas costas caribeñas.

-Por favor, por favor, por favor.- Había rogado la pequeña vampira.- Mis queridos padres me dejaron con Thomas, pero él no sabe cocina. ¡Se le quema hasta la leche en el microondas!- dramatizo la pequeña a punto de ponerse a llorar.

Mi mamá no había soportado una carcajada mientras mi pobre vampirito estaba que se moría, o volvía a morir, de verguenza.

-Bueno, la dejaré ir. Con una sola condición- había proferido.-Que duerman en camas separadas.
-Mamá, obvio que dormiremos en camas separadas.- Dije antes de ser asesinada con la mirada de mi madre.

-Ya sabes, April. Si ves algo extraño entre estos dos, sólo me llamas y yo los castigo, ¿entendido?- había dicho antes de mandarme a ordenar una maleta para llevar por los 2 días que estaría con ellos.

Ahora me encontraba durmiendo en la cama de Thomas, cuando la cama se movió indicándome que alguien más se había subido a la antigua cama.

-Buenos días, dormilona.- dijo una suave voz en mi oído.- ¿No crees que ya es tiempo de despertar?

Yo emití un gruñido parecido a un: no molestes.

-Por favor.- dijo acariciando mi mejilla con su fría nariz.

Volví mi cara para verle, él corrió unos cabellos que tapaban mi cara, deposito un beso en mi frente y me acercó a su cuerpo para abrazarlo.

-Pareces un gato con el cabello desordenado por las mañanas.- sonrió acariciando mi cabeza.

-¿En serio?

-Por supuesto- profirió mientras levantaba mi cara para ver mi sonrisa en esos labios carmesíes.

-Entonces, tú te pareces a un pájaro carpintero por las mañanas.- proferí antes de besarle.

Me miró extrañado.

-¿Por qué un pájaro carpintero?- alzó una de sus perfectas orejas.

-Porque en las mañanas sólo saber decir: despierta, despierta, ¡despierta!- proferí enterrado mi cabeza en su torso.

-Bueno, entonces te despertaré de otra manera.- Dijo antes de comenzar a besarme apasionadamente.

Noté que ese beso se iba de mis manos cuando Thomas comenzó a meter su mano por debajo de mi playera blanca con mangas algo vaporosas. El vampiro bajo de mis labios a mi cuello justo cuando un abrir de puerta era escuchado.

-Eh... ¿Thomas?- el sólo respondió con un "mmm".- Creo que acaba de entrar alguien.

Él me miró antes de proferir un: "no hay nadie, querida".

-Thomas, hay alguien más en la habitación.- repetí.

-Maggie, si hubiese entrado alguien, hubiese escuchado, ¿no crees?- dijo Thomas mirándome con sus ojos verdes.

-Entonces, o estas sordo o muy despistado.- Profirió una voz femenina detrás de nosotros.

-Helen.- profirió rodando los ojos.

Thomas salió de sobre mí -¿cuándo demonios se posó sobre mí?- con su camisa blanca totalmente desabotonada -no me pregunten, tampoco sé cuando se la desbotoné- y vio a la vampira de cabello ondulado, rojizo y esponjado. Piel pálida, ojos café oscuros, finas facciones, delgada figura que ocultaba en un traje negro y rojo (algo parecido al de Kill Bill, pero negro en lo amarillo y rojo en lo negro.)

-Thomas, nunca te había visto tan enamorado.- Profirió Helen poniendo un sonrisa macabra.

-Nunca me había enamorado, Helen- contraatacó Thomas.

-Si van a pelear, mejor me voy- dije parándome de la suave cama.

Helen me dio una mirada antes de decirle algo rápidamente a Thomas.

-Mejor vamos al comedor- dijo él- las piezas no son buenas para hablar.

Bajamos a una velocidad de mortal, como los llamaba Marco, hasta en el comedor, en donde me sentaron en una silla y comenzó un tipo de interrogatorio a lo F.B.I.

-Ya la mordiste, que rápido eres, Thomas.- profirió al ver las dos medias lunas en mi cuello.- Hasta ya me atrevería a decir que la embarazaste.

"Nos van a traumar con los embarazos" dijo mi cerebro a lo que yo sólo pude afirmar.

-Todavía no, fíjate- dijo él con los ojos y los puños cerrados.

-Todavía no, soy buena deteniendo hormonas-de-vampiros-locos.- Interrumpí haciendo que Helen reventó en una carcajada.

-Ay, Maggie, me has caído bien.- Profirió ella.

Me reí haciendo que Thomas rodara nuevamente los ojos.

-Okey, ¿a qué vienes, Helen?- ladró el vampirito al lado mío.

-Relax, Thommy, yo sólo vengo a decirte que pronto piensan atacar.- soltó ella antes de que el silencio tomará el papel principal.

Miré a Thomas algo preocupada, él tenía la mirada distante y despistada cuando posó una de sus manos en mi hombro.

-Yo la protegeré con mi vida y tú lo sabes, Helen.- dijo Thomas rompiendo el silencio.

-Lo sé, todo el maldito mundo lo sabe, Thomas- ladró ella cruzándose de brazos.

Thomas se sentó en un sillón cercano, yo me levanté y me senté en sus piernas.

-No me va a pasar nada, te lo prometo.- Acaricié uno de sus cabellos pelirrojos.

-Tal vez haya una opción para salvar la vida de ella.- Profirió Helen avanzando unos pocos pasos hacia nosotros.

-¿ Cuál?- indagó Thomas tapándose la cara con las manos.

-Transformarla.

El silencio se hizo después de que Helen dijera esa palabra. ¿ Transformarme? Nunca había pensando en dejar mi mortalidad. Todas las personas que amaba eran mortales -todas, menos Thomas.-

-No- murmuró él.

-¿Qué?- dijimos Helen y yo al mismo tiempo.

-No, no lo haré.- Quitó sus manos de su cara y acarició mi cara.-No te condenaré a lo que soy, yo no puedo...yo...-tartamudeó con una de sus frías manos en mi mejilla.

Se mordió el labio inferior cuando una lágrima vuelta hielo, salió de sus ojos.

-Thomas, por favor- rogó Helen.

Thomas me abrazó fuertemente de la cintura y lágrimas congeladas brotaron de sus ojos sin control. Acurruqué su cabeza en mi cuello.

-Tranquilo- dijo con una voz suave.-No me transformaré, no aún- prometí.

Acaricié suavemente su espalda. Las congeladas lágrimas dejaron de brotar de sus ojos.

-Me siento tonto- dijo aún abrazando mis caderas.

-¿Por qué?- pregunté depositando un beso en su pelirroja cabellera.

-En mi época, que un hombre llorará era signo de debilidad y... Bueno, ninguna chica quería a un hombre débil.- Levantó su cara y me miró con esos lindos ojos suyos.

-No creo que sea débil por llorar- proferí jugueteando con un riso de su desordenado cabello.-Los hombres también tienen sentimientos, ellos también llorar. Y que tu época diga eso me da migraña, ¿acaso los hombres no podían llorar cuando perdían a alguien que amaban?

-No, con suerte los niños podían llorar.- Río.-No te quiero perder.

-¡¡Entonces, transformarla, maldita seas!!- interrumpió Helen caminando de acá para allá.

-¿Helen? ¿Podías hacerme un favor e irte unos 10 minutitos?- pregunté.

Ella afirmó con la cabeza y salió de la habitación.

-No me perderás, te lo prometo.- le dije antes de comenzar a besarle.

Enredé mis dedos en su cabello cuando el inmovilizó mis caderas.

-Prométeme que nunca te irás- susurró un rato en el cual separamos nuestros labios.

-Nunca- jadeé antes de volver a juntar nuestros labios.

jueves, 25 de marzo de 2010

C14: Nueva tentación

Lunes, el día que fue creado sólo para torturarnos, había llegado nuevamente a mi calendario. La clase de Historia no era mi favorita, pero servía para observar al guapo profesor.

-En 1850, comenzó la segunda revolución industrial, en donde...- la puerta crujió dejando ver los lentes de inspector de unos 45 años que había sido contratado para hacernos más difícil la vida escolar.

-Robert, te vengo a dejar a estos dos nuevos alumnos, estaban de viaje, por eso no entraron junto con el señor Moore- profirió el viejo hombre ajustando sus gafas.

-Oh, muchas gracias, Patrick- dijo el profesor Robert dejando pasar a los chicos verdaderamente guapos.

Uno llevaba el cabello el cabello castaño claro desordenado con una pequeña coleta que no pasaba de los hombre, los ojos de un verde agua, media aproximadamente 1.67 y la piel clara-morena. Llevaba puesto un pantalón negro ajustado a sus piernas, una playera negra con letras blancas y una chaqueta roja.
El otro tenía también el cabello castaño claro y desordenado, los ojos azules se le notaban a distancia, su palidez era parecida a la mía, media aproximadamente 1.75. Usaba pantalones negros ajustados a sus delgadas piernas, una larga playera gris, una cadena colgando del pantalón, unas botas negras y una delgada chaqueta sobre la playera.

-Bienvenidos, chicos. ¿Podrían hacer una pequeña presentación delante del curso?- indagó el guapo profesor.

Los chicos se miraron antes de que el chico que estaba usando la chaqueta roja comenzara con su presentación.

-Me llamo Eric Patel, tengo 17, soy originario de Inglaterra, hablo tres idiomas: italiano, inglés y español.-comenzó a la velocidad de la luz, se notaba que era algo tímido.-Y...bueno, estoy acá por un intercambio estudiantil- terminó.

Eric vio al otro chico y le hizo una seña con la mano.

-Eh...mmm... Bueno, mi nombre es Francisco, tengo 18 recién cumplidos y hablo un idioma más que mi hermano.- profirió desordenando más el cabello de Eric.

-¿Se puede saber que idiomas habla, señor Patel?- indagó el maestro Robert cerrando la puerta por la cual hace unos minutos había salido el inspector.

-Francés, inglés, español e italiano.- Respondió encogiéndose de hombros.

Javi se tensó a mi lado. Nessa y yo nos volvimos a verla.

-¿Te sucede algo?- indagamos al mismo tiempo.

-Bueno, me dio sed...hace tiempo que no bebo, ustedes saben que, y ese tal Francisco hace que mi boca se haga agua.- profirió introduciendo sus manos a los bolsillos de sus jeans.

La miramos incómodas, ¿en dónde estaba Thomas cuando lo necesitaba? Cazando algunas personas fuera de Seth-North.

-¿Señorita Lee?- preguntó el profesor en dirección a Javi.

-¿Si?- dijo ella lo más normal que pudo.

-Vaya a sentarse junto a Francisco Patel en la otra fila.-dijo haciendo que las tres abriéramos desmesuradamente los ojos.

-Pro...p...pr....profesor- tartamudeó la pobre.

-¿Sucede algún problema, señorita Lee?- profirió el inocente profesor.

"No, nada. Sólo que mi amiga no quiere matar al chico con el que la obliga a sentarse". dije para mí.

-E....e....es que...-volvió a tartamudear.

-Es alérgica al negro- dije parándome de mi asiento.

-¿Qué?- preguntó el profesor con una ceja alzada.

-Profesor, ¿no sabía que Javi es alérgica al negro?- me siguió Nessa.

-¿Se puede ser alérgica de un color?- habló Eric, también con una ceja alzada.

-¡¡Obvio!! Hay personas alérgicas a muchas cosa, como...como...como a los computadores.- Respondí utilizando mi "brillante" cerebro.

-¿Personas alérgicas a los computadores?- continúo Francisco con las dos cejas alzadas.

-Por supuesto, se llamaban computaalergicos- contestó Nessa acercándose a Eric.

-Exacto- siguió Javi.

La clase nos quedo mirando raro antes de que la campana de salida sonara. Las tres no esperamos ni que el profesor se despidiera para salir volando del salón de clases.

-¡¡ODIO LO QUE SOY!!- gritó Javi después de que entramos en un bosque cercano al colegio.

Javi comenzó a patear piedras y a derribar uno que otro arbolillo.

-¿Problemas con el vampirismo?- preguntó una voz sobre nuestras cabezas.

Levanté mi vista y me encontré con el vampiro que amaba. Thomas se lanzó de una altura de al menos unos 15 metros.

-Hola, amor.- Profirió antes de besarme apasionadamente.

Nessa tosió recordándonos que aún estaban ahí.

-Eh... Bueno, llegó un chico nuevo y...Bueno, yo quiero matarlo- resumió Javi algo nerviosa.

Thomas me abrazó de la cintura y besó mi cuello antes de decir.

-¿Y tú como crees que me sentí cuando me tuve que sentar entre ustedes?- preguntó nuevamente besando mi cuello.

Me volteé a verle.

-¿Me querías morder el primer día en que nos conocimos?- pregunté volteandome a ver sus verdes ojos.

-Por supuesto.- Dijo antes de darme un beso en los labios.

-Uno, ¿qué más puedes esperar de un vampiro? Y dos, arrienden un cuarto, por favor.- Nessa caminada de acá para allá intentando hacer un plan para que Javi no desee matar a Francisco cuando el receso terminara.

Thomas sonrió mientras rodaba los ojos.

-Aunque no es una mala idea, es muy pronto. ¿No crees?- Abrí desmesuradamente los ojos cuando esas morbosas palabras salieron de los bellos labios de mi amado.

-Dime que es una broma.- afirmé todavía con los ojos bien abiertos.

Él mordió su labio inferior.

-Entendí. No es una broma, señor pervertido.- proferí soltándome de su agarré.

-Agradece- afirmó él volviéndome a abrazar.

Me volví a mirarlo mientras Javi comenzaba a hacer un intento fallido de señales de humo.

-¿Se acuerdan que el problema ahora soy yo y mis ganas de matar a Francisco?- preguntó la chica agitando sus brazos en el aire.

-Cierto.- Miré a Thomas antes de voltearme y sentir...¡¿Él muy idiota me dio una nalgada?!

Abrí los ojos desmesuradamente.

-Creo que va a gritar- predijo Nessa tapándose los oídos.

Y no era broma, ya me encontraba gritándole unas cuantas palabritas a mi novio con manos sin control.

-Tranquila, corazón- profirió comenzando a besarme.

-No creas que con tus besos solucionas todo- proferí separando cada palabra por un beso.

Él rió.

-Entonces no te besaré nunca más.-Dijo separándome y comenzando a caminar en sentido contrario.

Rodé los ojos antes de que él volviera y me comenzará a besar nuevamente.

-Eh...por segunda vez, arrienden un cuarto y ayúdenme con mi problema- chilló Javi.

-Ok ok, tranqui, Javi- dije separándome de Thomas y comenzando a discutir como resolver el problema de Javi.

La campana sonó nuevamente, pero ninguno le presto atención hasta que Nessa vio su reloj y puso el gritó en el cielo al darse cuenta que llevábamos una hora y no sé cuantos minutos. Al final terminamos corriendo como locos intentando de llegar a lo menos al final de la clase. Tuvimos que pedir un pase y escribir cinco hojas con la frasecita:
No volveré a llegar tarde a clases.
Nessa se intercambio con Francisco y Eric salvándole el pellejo a la pobre neófita.

martes, 23 de marzo de 2010

C13: Locuras

Los días nuevamente pasaron delante de mis ojos sin que me diera de la más mínima cuenta. Javi intentaban parecer más humana, aunque igual de vez en cuando se notaba que ya no era la misma. Nessa había conocido a un chico nuevo que la mantenía entre las nubes. Thomas seguía recibiendo las llamadas de Helen que le informaba de cada uno de los movimientos de Lorenza, la hermana de Lord, hacia contra nosotros.
Esa tarde me encontraba sola en el bosque leyendo un interesante libro de historia de Seth-North que me había prestado antes de que se fuera de vacaciones con Anna, cuando unas pisadas hicieron crujir las hojas detrás mío. Yo me volteé a ver quien era, esto de que una sádica vampira me buscara con deseos de venganza me estaba poniendo los pelos de punta.

-¡¿Aló?!- exclamé.

Espere unos segundo hasta que una silueta salió de entre las ramas de unos árboles.

-Hola, bocadillo- profirió una gruesa voz masculina.

Ahí lo vi, era pálido como la nieve, vestía una chaqueta larga hasta las rodillas y negra, el cabello rubio atado en una coleta baja, los labios demasiados rojos (como si se los hubiese pintado con un labial muy cargado), los ojos oscuros con ese conocido rayo rojo atravesando su iris y las botas de militar con los jeans gastados también de un color negro.

-¿Qui...qui...quién eres?- tartamudeé sosteniendo el libro en una mano mientras que la otra mano la tenía cerrada en un puño.

Él salió de las sombras mostrándome su puntiaguda cara. Tendría unos 30 años y la delgada figura lo hacía ver más terrorífico.

-Mi nombre es Manuel-profirió el hombre.-para ti, el Kedevac que logrará matarte- dijo antes de formar una sonrisa perversa.

-¿Kedevac? ¿Cómo Lord Kedevac?- pregunté retrocediendo de a poco.

-¡Vaya! La asesina conoce al que mató, ¿eres una cazadora acaso?- indagó alzando una de sus cejas negras.

-¿Cazadora?- proferí con un hilo de voz.

Me miró todavía con su ceja alzada antes de golpear mi espalda contra un árbol y comenzar a estrangularme.

-No sé como una humana tan tonta pudo asesinar a ese gran vampiro.- profirió con su cara muy cerca de la mía.

Intenté tragar un tocó de saliva mientras buscaba el suelo con la punta de mis pies, pero era imposible. Manuel me tenía muy alto sobre el suelo -él era casi el doble de alto que yo.-

-Quie....ro...res...-es lo único que pude decir antes de que ese gran vampiro apretará más mi pobre cuello.

-¿Quieres respirar?- preguntó.

Yo afirmé mientras intentaba zafar su agarré. Manuel comenzó a carcajearse alzándome aún más. Sentí como el aire se iba poco a poco de mis pulmones, como mis manos se ponían cada vez más débiles y como las imágenes de mis amigas, de mi familia, de mis compañeros de clase y de Thomas floraban en mi mente.

-Thomas...-murmuré antes de dejar este mundo.

-¿Thomas? ¿Tu novio?- preguntó -Pobre tío, se le romperá el corazón cuando encuentren a su chica muerta.- agrando su sonrisa exhibiendo todos sus blancos dientes.

Mi vista se fue oscureciendo poco a poco, pero algo en mi interior me decía que hoy no moriría. Que está tal vez no sería la primera vez que estaría al punto de la muerte, que alguien vendría a mi rescate.
Un gritó salió de lo profundo de mi garganta.

-Grita lo que quieras, nadie te escuchará.- Dijo antes de que alguien lo empujará lejos de mí figura.

Caí al suelo de golpe. Me intenté recostar en el árbol, arrastrando mi cuerpo con mis débiles brazos y apenas llegué cerca de una raíces una tos seca me hizo detener. Pose mi oreja sobre una de las raíces viendo unos rápidos movimientos que hacían esos dos personajes.

-¡No te atrevas a volverte a meter con lo que me pertenece!- gritó antes que algo parecido a el partir en rama sonará.

Otras hojas crujieron cerca de mi inerte cuerpo.

-¿Estás bien?- preguntó esa voz tan hermosa.

Yo sólo afirme con la cabeza antes de intentar arrastrarme cerca de su frío cuerpo.

-Maggie- llamó Thomas -no hagas fuerzas innecesarias-dijo acercándose a mí.

-Ten...go miedo- proferí ya guardada en su pecho.

Acarició mis cabellos mientras la hiperventilación lograba que mis pulmones recuperaran el aire perdido.

-Te dije que no vinieras sola- profirió antes de besar mis cabellos.

-Lo...siento- dije todavía separando las palabras.

Él me acurrucó más en su pecho.

-Eres una loca- profirió antes de que una risilla saliera de sus labios.

Me paré aún con algo de dificultad.
-Loca de amor, loca de nervios, pero más que nada loca de amor.- afirmé apoyándome en el árbol en el cual casi muero recién.

-Odio eso- profirió de la nada.

-A los vampiros que intentan matarme, no eres el único- dije tomando más aire.

-Odio que me ames- profirió molesto.

-Cállate y dame un beso.

Nuestros labios se juntaron justo cuando la lluvia comenzaba a caer.
Sabía que esta no sería la primera vez que intentarían matarme, este sólo había sido el pequeño comienzo de una gran bomba que había estallado por culpa mía.

domingo, 21 de marzo de 2010

C12: Lord Kedevac

Los días pasaron sin piedad alguna. Javi, poco a poco, fue domando su nuevo cuerpo -aunque a veces se enojaba consigo misma por no lograr algo y mandaba a todo el mundo a la mierda.- Thomas andaba muy distraído últimamente y, todos los días, recibía llamadas de quien sabe donde. Nessa vivía en las nubes gracias a un nuevo chico que había conocido. Anna, April y Marco habían salido un tiempo a recorrer el mundo. Y, por último, yo me quedaba cada día más preocupada por las llamadas que recibía Thomas.
Era sábado, faltaban dos minutos para que la llamada -que siempre era a las 17:26- hiciera que Thomas se pusiera a hablar con esa persona X por unas tres largas horas. Miré el reloj al lado de la escalera, quedaba 1 minuto para esa llamada cuando el celular de Thomas comenzó a sonar. Me levanté de la escalera, corrí hasta el comedor, agarré el teléfono y lo contesté.

-¿Thomas? ¿Cariño?- creo que mi boca tocó el suelo cuando oí lo de "cariño".

-¿Quién más puede ser?- dije haciendo un mal intento de la voz de Thomas.

-No lo sé, tal vez April- profirió la tipa esa con la voz algo seductora.

-Pues...deberías saber que están de vacaciones- volví a mal imitar la voz de mi adorado vampiro.

-Claro que lo sé, cariño- repitió la muy bruja.

La puerta de entrada se abrió y volvió a cerrar mientras un "ya volví" era dicho por los labios de mi amado. Deje unos cinco segundo a la tipa esa hablando sola mientras escuchaba los pasos de Thomas caminar hacia donde me encontraba yo.

-Hola, Ma... ¿Qué haces con mi teléfono?- indagó con una ceja alzada.

Yo miré el aparato en mi mano antes de esconderlo detrás de mi espalda.

-¿Qué teléfono? Yo no veo ningún teléfono- mentí.

-El teléfono que tienes en la espalda, Maggie- me volteé.

-No hay ningún teléfono, Thommy, creo que necesitas lentes- proferí antes de apretar accidentalmente el altavoz.

-¡¿Thomas, cariño, vas a necesitarme está noche?!-indagó la voz de la chica en el teléfono.

Yo abrí desmesuradamente los ojos.

-Últimamente me siento muy solita- siguió la voz.

-No... Maggie...yo... puedo explicarte- tartamudeó nerviosamente.

-¡¡Entonces comienza a hablar, porque creo que no estoy comprendiendo que es lo que sucede!!- chillé en el comienzo de un ataque de celos.

-Uy, creo que llame en mal momento- profirió roba-novios.

-¡¡Pobre de ti si cuelgas, tipa rara!!- le grité al teléfono.

-Maggie, cálmate...estás confundiendo las cosas- ordenó Thomas mientras se acercaba a abrazarme.

-No puedo creer que me estés engañando- murmuré con mi corazón rotó.

Thomas me miró a los ojos y mientras corría unas mechas de mi cabello que estaban tapando mi cara, dijo:

-Y yo no puedo creer que creas que te puedo cambiar.

-Siempre estabas hablando con ella y me dejas sola, ¿qué esperabas que pensará?- murmuré mirando ese par de esmeraldas que me habían cautivado.

-Él sólo intenta salvar tu pellejo.

¿Cómo que intentaba salvar mi pellejo? Lo miré sorprendida.

-¿Qué sucede?- le pregunté a Thomas antes de que se diera la vuelta.-¡Hey!- lo llamé.-Todavía no he terminado contigo- anuncié viendo como se marchaba.

-Pero yo si contigo- anunció él en el umbral de la puerta de la vieja cocina.

-Thomas- lo llamó la tipa -es tiempo de que ella sepa en lo que se metió.- término.

Suspiro pesadamente antes de voltearse a ver mi cara de suplica.

-Te quieren matar- dijo mirando el suelo.-El vampiro que mataste la otra vez era el líder de un viejo clan...ellos buscan venganza- declaró.

Me quitó el teléfono de entre las manos.

-A la que acabas de llamar "tipa rara", se llama Helen y me esta ayudando a salvar tu vida, ella...- todo un largo trago de aire -es del clan de Lord Kedevac, el que mataste, y está intentando hacer que cambien de opinión.- Dijo con un tono algo enojado.

-Lo siento- es lo único que pude decir antes de comenzar a sollozar (no sé porque últimamente siempre terminada llorando.)

Caí de rodillas en el suelo de la cocina mientras mis manos tapaban mi cara mojada por unas cuantas lágrimas.

-Maggie, no llores- me pidió Thomas agachándose a mi lado.

Yo solamente negué con la cabeza mientras seguía llorando.

-No te preocupes, Margaret, tú no sabías nada, no es tú culpa- habló esa tal Helen.

-Exacto, amor, tú no sabías- comenzó Thomas rodeándome con sus fríos brazos. -Por favor, ya para de llorar- rogó.-Sabes que cada vez que lloras, es como si enterrarás una estaca en mi corazón- profirió intentando despejar mi cara de mis manos.

Él levantó mi mentón con uno de sus dedos. Acercó su cara a la mía y comenzó a besarme como siempre lo hacía -lento al principio para convertirse en uno deseoso y algo brusco.- Cuando nuestros labios se separaron, yo me quedé con lo ojos cerrados.

-No permitiré que nada, ni nadie, te haga daño, amor. Tú, eres lo mejor que me ha pasado en la vida y no te dejaré ir tan fácilmente- prometió causándome un leve sonrojó.

-Eh... ¿Chicos? Todavía estoy acá- dijo Helen.

-Bele, después hablamos. Ahora sólo deseo estar con mi novia- dijo Thomas antes de colgar y lanzar el móvil al sofá.

Esa tarde, los besos, las caricias y los "te amo" fueron lo esencial, hasta que en un momento de la tarde, la guerra de cosquillas ayudó -citó- a deleitar a Thomas con mi risa.
Eran, exactamente, las once menos cuatro, cuando Thomas me dejó en la puerta de mi casa y se fue, no sin antes darme un largo beso para que lo recordará toda la noche.
Ordené mis cosas, me bañe, lavé mis dientes y todo eso antes ponerme mi camisola verde y caer rendida a los brazos de Morfeo.

viernes, 19 de marzo de 2010

C11: Viaje a la Tierra de la Moda

El sol acababa de salir. Thomas, Nessa -a quien llamé después de que Thomas mordiera a Javi- y yo todavía veíamos como Javi se retorcía de dolor la cama de Marco.

-No puedo creer que los vampiros existan- repitió Nessa como cuarta vez en la noche.

-Pues- comenzó Marco que llegaba con unas tazas de café para nosotras -acá tienes cuatro pruebas de que existen- término Marco entregándonos una taza a cada una.

A Nessa le tuvimos que confesar todo de todo después de que había visto a Javi retorcerse de dolor. Miré a Thomas, quien seguía sumergido en su mente, y acaricié su cara antes de apoyar mi cabeza en su hombro.

Él me miro y acarició mi mejilla con su mano nívea, ya me había acostumbrado a su baja temperatura, antes de besar mi frente.

-Te amo, mi loca- dijo en mi oído.

Javi chilló nuevamente ante de que todo quedará en silencio.

-Thomas- profirió Anna rompiendo el silencio -ya va a despertar...-dijo dejando la frase en el aire.

Thomas la vio a los ojos, tomó a April en brazos y abrió la puerta de la pieza. Con una de sus manos nos aviso que debíamos seguirlo.

Nessa y yo nos miramos antes de caminar detrás de Thomas hasta su cuarto.

-¿Qué sucede ahora?- preguntó Nessa antes de tirarse sobre la cama de Thomas.

Él le echo llave a la puerta antes de que April respondiera la pregunta de Nessa.

-Mmm...Las comeremos- contestó April haciéndome reír sonoramente. -Es verdad- afirmó.

-April no las asustes- nos defendió Thomas.-Ya tienen mucho con una amiga vampiro y una pelea.

-¿Pelea?- indagó Nessa con una ceja alzada.

Suspiré antes de levantar la mano.

-Anoche maté a un vampiro- afirmé- y no me preguntes como, porque no tengo ni la menor idea- aseguré antes de sentarme en el asiento del piano.

-Mmm...Okey- murmuró antes de ver su reloj de pulsera. -Maggie, tenemos exactamente 2 horas para estar listas para ir a clases.- Me avisó.

-¿Y a ti desde cuando te gusta ir a esa prisión?- pregunte alzando una de mis cejas.

-Desde que mi futuro depende de eso- contesto Nessa mirando nuevamente su reloj.

Rodé los ojos antes de sentir como alguien (o algo) era lanzado contra una pared.

-¡¡Esto esta de lujo!!- se oyó la voz de Javi desde el cuarto de Thomas.

Los cuatro quedamos mirando la puerta boquiabiertos.

-¡Tranquila!- grito Anna - Cuidado- repitió antes de que una ventana fuera quebrada.

Nessa y yo nos volvimos a dar una mirada. Otro vidrio se quebró antes de que Thomas nos dejara salir.

-¡¡Chicas!!- gritó Javi cuando nos vio en el pasillo.

-¡¡Javi!!- coreamos Nessa y yo antes de correr a abrazarla.

-Voy a llorar- murmuró Anna secándose una lágrima imaginaria.

Marco la apego más a él y ella se acomodo al lado de su fiel novio.

-No puedo creer lo que soy- susurró Javi en el oído de las dos.

Nos despegamos antes de que las lágrimas comenzarán a correr.

-Sólo eres un vampiro- dije antes de limpiar una lágrima.

-Exacto, seguimos siendo amigas- profirió Vanessa antes de que las tres nos volviéramos a abrazar.

Fue un largo abrazo mientras las lágrimas caían como locas.

-Chicas...-llamó Marco- no quiero interrumpir su reencuentro, pero tienen clases en menos de 45 minutos- profirió antes de que Nessa viera su reloj.

-¡Demonios!- gritó Vanessa.

-Tranquilas, chicas- dijo Anna -tengo un armario lleno de cosas que ni uso.- afirmó la vampira.

Las tres corrimos a la primera pieza que vinos.

-¡¡Ese es el cuarto de April!!- exclamó Thomas desde el pasillo.

Las tres volvimos al pasillo, Javi más rápido que nosotras, y nos metimos todas al cuarto que Anna señalaba con uno de sus níveos brazos.

Abrimos la puerta y nos quedamos boquiabiertas al ver tanta ropa junta. Blusas, zapatos, accesorios, labiales, etc...

-Al fondo hay un baño, tomen lo que deseen siéntanse como en su casa- profirió la novia de Marco antes de dejarnos solas.

La primera en correr al baño fui yo, después fue Nessa y por último Javi, quien se demoró una eternidad en salir del baño. En resumen, íbamos vestidas como diosas. Los shorts blanco y la playera sin mangas de Nessa, el vestido negro con un bello cinturón de Javi y el vestido crema con un bonito moño negro cerca del cuello mío, nos hacían ver perfectas -sin nombrar los tacones de infarto que usaba cada una.-

Salimos al pasillo y lo primero que mis ojos vieron fue a Thomas con una camisa negra con unos 6 botones desabrochados, los pantalones apegados y las típicas zapatillas le sentabas de mil maravillas.


-¿Y tú a donde vas tan hermoso?- le pregunté antes de besar sus labios.

-Mmm...al colegio, tengo muchas chicas que conquistar- bromeó antes de besarme nuevamente.

Nessa nos dio la hora exacta una vez más antes de que saliéramos corriendo a clases.

-Creo que podremos juntar cuentas ahora, Annita- profirió Marco antes de que saliéramos volando.

-¡¡Creo que no!!- se escuchó el grito de April.

Me sentí demasiado rara cuando al llegar todos nos viraban embobados y Thomas -como buen chico muerto de celos- me beso apasionadamente, lo que me causó un leve sonrojó. Todo el resto del día debí soportar a mis compañeros desnudarme con la mirada y a Thomas con sus ataques de celos y promesas que tal vez después olvidaría.

miércoles, 17 de marzo de 2010

C10: Lo siento

-Vampiro...- había dicho antes que el color negro inundará mi vista.
Desperté sobresaltada entre las blancas sabanas de mi cama, eran las cinco con tres minutos en el reloj de mi velador.

-Sólo fue un sueño- me dije a mi misma.

-No lo fue- profirió la oscuridad de la noche.

Mis ojos se abrieron con platos antes de que una de mis manos fuera directo a mi cuello y acariciaran unas medialunas en la parte trasera de mi cuello.
Thomas se acercó lentamente hacia mí, yo -aterrada como estaba- me corrí dándole un gran espacio de cama.

-Maggie, por favor...- dijo dejando la frase en el aire.

Mis lágrimas inundaron mis ojos justo cuando mi mano se levantaba para darle una cachetada.

-¡Vamos! ¡Pegame!- me alentó -Apúrate antes de que yo sea el que te pegué a ti.- Amenazó con furia.

Baje mi mano mientras las lágrimas corrían solas. Abracé mis rodillas y comencé a llorar algo sonoramente. Thomas me agarró violentamente.

-Si me matas hazlo rápido- le rogué.

Levanté mi vista y nuevamente vi ese rayo que tan bien recordaba desde la muerte de Sasha. Me miraba con odio, corrí mi cara, pero una de sus veloces manos hizo que tuviera que soportar esa mirada. Acercó su cara lentamente, sus ojos miraron mi cuello, pero lo que sucedió no me lo esperaba. Él me beso como en esos tiempos en los cuales el amor me cegaba mientras el miedo gritaba por un amplificador que saliera corriendo. Mis dedos se entrelazaron entre sus cabellos, sus manos frías recorrieron nuevamente mi espalda y todo lo cursi que había quedado borrado por el miedo, había vuelto a aparecer.
Lo amaba y poco me interesaba que fuera un vampiro, yo lo amaba con todo mi ser y no lo podía negar. No tan sólo lo amaba, también lo deseaba -por esa razón estaba ahora intentando sacarle su camisa mojada.-

-Te amo- soltaron sus labios mientras me sacaba mi playera de mangas largas.

-Yo te amo más- le dije volviendo a sus labios.

Quedé sólo en bracier, pantalón y calcetines. La vocecilla que antes no había detenido ahora ni pío decía. Él se sacó sus jeans mojados antes de que un abrir de puerta y un chillido de mi mamá hizo que nos separáramos.

-¡¡¡Margaret Marie LeBlanc, ¿se puede saber que demonios haces?!!!- chilló mi mamá.

-Yo...nosotros...eh... ¿Hola?- tartamudeé intentando re-ordenar las ideas en mi cabeza.

-¿Qué tanto necesitas re-organizar?- indagó mi conciencia.-Estuviste a un pelo de acostarte con Thomas Moore, un VAMPIRO, que además es un montón más anciano que tú- siguió.

-¡¡¿Me vas a dar alguna respuesta, hija?!!- volvió a chillar mi mamá.

-¡¡Estoy haciendo lo mismo que tú y mi papá hicieron para traerme al mundo!!- grité -...sólo que con protección- terminé algo dudosa.

-¡¡¿¿Sabes que edad tienes, jovencita??!!- profirió mi mamá.

-¡¡Tengo la misma edad que tu tenías cuando te quedaste esperando a mi hermana!!- chillé recordando a mi pequeña hermanita que no había alcanzado a ver lo lindo que podía ser este loco mundo en el cual vivimos.

Mi mamá, como siempre que hablaba de mi hermana, comenzó a llorar a mares. Thomas se vistió y la fue a consolar.

-Sólo te quiero cuidar para que no termines como yo y así me tratas tú- sollozo mi madre entre los brazos de Thomas.
-¡¿Qué?!- grité antes de levantarme de la cama.

La miré sorprendida, miré a Thomas, quien tampoco me dio una buena cara.

-¡Arg! Yo voy a salir un rato...mañana tal vez vuelva- tomé una playera del suelo (muy ordenada no soy) y me la puse antes de sacar mi abrigo del perchero, ponérmelo y salir dando un fuerte portazo.

La lluvia todavía caía sin cesar, me puse la capucha sobre la cabeza, alargué las mangas de mi playera y caminé sin rumbo alguno.
Gracias al cielo había llevado mi teléfono celular, así que llamé a Javi -quien era algo conocida por sus salida nocturnas- y quedamos de juntarnos a fuera de la disco Hot Night, el prestigioso nuevo club nocturno que acababa de llegar a la ciudad. Caminé por las calles de cemento de Seth-North hasta que una enormes luces -rosadas, rojas y verdes- iluminaron mi pasar.

-¡¡Maggie!!- exclamó Javi con una playera negra, atada atrás del cuello, con unos jeans, unas converse negras, una chaqueta de jeans colgada al hombro y el cabello atado en una coleta a un lado de su cabeza.

-¡¡Javi!!- respondí a su saludo lo más alegre que pude.

-¿Qué haces fuera a estas horas, loca?- preguntó después de darme un abrazo.

-Pues...no lo sé...necesitaba tomar aire, alejarme del drama- dije antes de encogerme de hombros.

Javiera se carcajeó.

-Ok, ok- profirió Javi antes de que comenzáramos a caminar hacia la estación de bomberos, en donde teníamos la separación de nuestras calles.-Y bueno, ¿qué ha pasado con Thomas?- indagó cuando la ruidosa música del bar ya no sé escuchaba mucho.

-Mmm... Lo amo, pero...no sé...lo amo, pero mi mamá no me deja dar el "siguiente paso"- proferí mirando el piso.

-¿El "siguiente paso"? - preguntó Javi antes de soltar una carcajada.-Mag, no te sientas presionada por el "siguiente paso", no eres la única que todavía no lo da- dijo.

-Nombra 3 personas que todavía no lo hayan dado- le pedí rodando los ojos.

Se quedó pensando unos minutos antes de que palabras salieran de su boca.

-Helen, ella es santita todavía.

-¿Te acuerdas de la borrachera de la fiesta del año pasado?- ella afirmó con la cabeza.-Bueno, desde esa noche que ya no lo es- le afirmé.

-¿Con Leonard Cratf?- indagó alzando una ceja a lo que yo solo pude responder con una afirmativa de cabeza.-Woow.

Se volvió a quedar pensativa.

-¿Yo?- indagó.

-Tú no cuentas, Javi- proferí algo molesta.

-Entonces no sé- contestó antes de que unos pasos se escucharán por la desierta calle.

Volteé mi cabeza, un tipo con un abrigo negro y largo nos perseguía, y en sus ojos...

-Corre- proferí al ver ese conocido rayo rojo.

-¿Qué?- interrogó ella mientras yo caminaba cada vez más rápido viendo como ese vampiro se acercaba más y más.

-¡¡Corre!!- exclamé nuevamente antes de que las dos comenzáramos a correr como locas mientras ese vampiro se acercaba cada vez más.

Corrimos casi tres cuadras cuando comencé a escuchar solamente mis pasos. Me volteé y encontré a Javi siendo mordida por ese tipo. Me quedé sorprendida cuando bebió la última gota de una de mis amigas, me miró mientras remojaba sus labios.

-Tú eres mi postre- dijo antes de que un slif se escuchara.

Thomas había llegado a tiempo para protegerme. Mientras el peleaba contra...eso, yo fui a ver a Javi que agonizaba. Soltó un par de chillidos desesperados.

-Tranquila, Javi, tranquila- dije mirando la herida en su cuello.

Volvió a gritar. Miré a Thomas en busca de ayuda, pero él intentaba acabar con el asesino de una de mis mejores amigas. El tipo ese lanzo a Thomas por los aires hasta estamparlo contra un árbol, el cual se cayó sobre el chico que amaba, me miró.

-¿En qué habíamos quedado?- me preguntó con una malévola sonrisa.

Comencé a correr sintiendo los cercanos pasos de ese tipo. Agarré una rama caída y seguí corriendo. Tropecé, haciendo que mi pie se doblará (Dios, esto parecía una persecución de película de terror).

-Mierda- murmuré viendo mi pierna.

Vi cuando ese monstruo se lanzó sobre mí. Chillé y, no me explico como, extendí el brazo que tenía la rama y se la enterré justo en el corazón. Un grito ahogado salió de sus labios antes de que cayera muerto al frente mío.
Thomas se acercó a mí, pero yo interrumpí sus pasos.

-Ve con Javi...ella...necesita ayuda- dije todavía impresionada.

Él afirmó con la cabeza antes de correr hacia mi amiga. Me levanté cuidadosamente y caminé hasta donde estaba el cuerpo de mi amiga.

-Tendré que convertirla- afirmó cuando caí de rodillas cerca de él.

-¿Qué?- le pregunté asustada.

-Maggie...tengo que morderla para dejarla viva...- profirió dejando en el aire la frase.

-Hazlo- proferí mirando sus ojos.

Él acarició mi cara y deposito un beso en la comisura de mis labios. Corrí mi cara justo cuando un grito salió del fondo de la garganta de Javi antes de que una lágrima rodara por mi mejilla.